FOLKLORE EXTREMEÑO

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«LAS PURIFICÁS» DE MONROY 30 enero, 2009

No hay testimonio escrito que indique con exactitud cuando comenzó a celebrarse la fiesta de las Candelas, pero sí se tiene certeza de que siempre ha estado ligada a la cofradía de Nuestra Señora del Rosario. En 1889 al fundarse la fiesta de las Candelas las purificadas eran cuatro mujeres que en el año hubiesen tenido su primer hijo y que, al igual que la Virgen, acudían al templo a purificarse y a ofrecer el niño. Cantaban las coplas, cuyo origen parece ser que se remonta al medievo, al son de la pandereta. La ofrenda no era la rosca de piñonate que hoy se hace, sino frutos de la tierra como cereales, embutidos, huevos, quesos, etc., según las posibilidades del oferente. Después de misa se subastaban todos estos productos. Las purificadas iban vestidas a la usanza de la época. No existían los trajes regionales y el distintivo era una mantilla blanca a la cabeza.

La primera rosca se ofreció en la primera década de 1800, pero no se sabe con certeza si era de piñonate o de otra clase de dulce.

Al resurgir en el siglo XVIII los trajes regionales (se consolidaron en el siglo XIX), las personas pudientes se los hicieron y empezaron a utilizarlos en dicha fiesta y como no había muchos se los prestaban unas a otras. En principio los trajes no eran tan ricos como en la actualidad. Los refajos no eran bordados ni tampoco los mantones de la China. Con el tiempo estas prendas han ganado mucho en calidad y vistosidad.

Desde hace más de un siglo las purificadas son cuatro jóvenes del pueblo elegidas por la mayordoma de la cofradía de la Virgen del Rosario. La que mejor canta es la solista y lleva la pandereta y otras dos llevan en un cesto una pareja de tórtolas o palomas. Las roscas de piñonate son portadas por las personas que las han ofrecido o algún familiar, pudiendo ser hombre o mujer.

Las coplas son alusivas a la purificación de la Virgen, según la ley de Moisés. Se acompañan de la pandereta que lleva la solista. Los estudiosos y entendidos dicen que las coplas son del medioevo y el son de la pandereta es árabe. Las ofrendas son dos tórtolas o palomas y la rosca de piñonate. Como hay muchas personas que han ofrecido a la Virgen la rosca, desde hace algunos años se hacen tres roscas de piñonate para la ofrenda. Las jóvenes que llevan las ofrendas también se visten con el traje regional.

Las purificadas llevan la cabeza cubierta con un pañuelo blanco suelto, las que llevan las roscas mantilla blanca y las que llevan la Virgen en procesión mantilla negra.

Desde 1997 se hacen en el pueblo pequeñas roscas de piñonate para obsequiar a los asistentes a misa repartiéndolas en el portal de la iglesia.

El próximo 2 de febrero Monroy vuelve a vestirse de gala para celebrar ‘Las Purificás’, una fiesta que cada año se conmemora con mayor entusiasmo.

"las purificás"
«las purificás»

Ese día se realiza una procesión alrededor de la Iglesia con la Virgen, en la que tanto las cuatro jóvenes y todo el que las acompañan portan una vela encendida la cual tienen que cuidar para que no se apague, pues sería señal de mala suerte para la agricultura.

El pueblo está intentando que estas fiestas estén consideradas de interés turístico regional y recogen firmas online.

Así se preparan «las purificás» antes de ir a la iglésia.

Ya en la iglesia.

El grupo Extremeño «Acetre» interpreta en este video la copla cantada en estas fiestas.

LETRAS DE LAS COPLAS:

Dadnos licencia. Señor,
para entrar en vuestra casa;
confesaremos tu nombre,
muy humildes a tus plantas.
Niño, que estás en los brazos,
más hermoso que un clavel;
a tu Madre, que nos abra,
la venimos a ofrecer.
Y pues nos la concedéis,
Redentor de nuestras almas,
de rodillas por el suelo
os pedimos esta gracia.
Y para que resplandezca
en nosotras dicha tanta,
tomemos agua bendita
para entrar limpias de mancha.
Al señor cura rector,
pues que manda en esta casa,
también pedimos licencia
con petición muy cristiana.
A publicar el misterio
de esta solemnidad santa
venimos con vuestra ayuda,
Madre de Dios Soberana.
Y para que comencemos
a elogiaros. Virgen Santa,
rendida a vuestros pies
pido supláis nuestras faltas.
Y para entrar en el Templo
la ofrenda que acostumbraba
era un cordero o paloma,
con cinco siclos de plata.
A los pobres permitían,
pues que en todo tiempo se hallan,
dos tórtolas o palomas,
por la Ley observaban.
Vais a ofrecer vuestro hijo,
Madre de Dios Soberana,
para que vean los hombres
la humildad que en Vos se halla.
En la Ley de Moisés
ninguna mujer entraba
al Santo Templo de Dios
sin estar purificada.
Pues Vos, Reina, como pobre,
con la humildad que en Vos se halla,
vais a cumplir con la Ley
que Moisés os tiene dada.
A vos. Reina de los Cielos,
no se extiende dicha tanta;
estás más pura que el sol,
pues en Vos no se halla mancha.
No porque a Vos os obliguen,
Madre de Dios Soberana,
sino por dar buen ejemplo
a toda alma cristiana.
Recibirle, sacerdote,
y mostradle en el altar,
y admirad que es una ofrenda
de la Reina Celestial.
La muerte de vuestro Hijo
os la anunció Simeón;
ese fue el primer cuchillo
que pasó tu corazón.
Ahí está el profetizado
del profeta Patriarca;
recibidle, Simeón,
dándole infinitas gracias.
Presentar en ese Agnus-Dei
y atender a las palabras
que dice San Simeón
en la Escritura Sagrada.
Bendita seáis. Señora;
alabada seáis. Reina;
reverenciada de todos
los nacidos en la tierra.
Presentar esas palomas,
que es ofrenda acostumbrada,
que en la Ley de Moisés
todas las pobres llevaban.

Una vez concluida la oblación cambia el ritmo de la música, dando comienzo al canto que en SANTIAGO DEL CAMPO, en atención a la primera estrofa, conocen por «El alégrense»:

Alégrense los mortales,
muera de rabia el infierno,
que ya ha ofrecido la Virgen
a Dios y Hombre verdadero.
Para todo este auditorio,
Reina y Madre esclarecida,
pedimos que con tu Hijo
alcancéis gracias cumplidas.
Bendita seáis, Señora,

Información recogida de la Asociación el Bezudo.